Ante un hecho histórico que sin duda cambiará la vida de nuestra Nación, como es la aprobación del Senado de continuar con la legislación de una ley de aborto en tres causales en el país, queremos dejar constancia como obispos de la Iglesia Anglicana de Chile, nuestra postura frente a este suceso mediante la siguiente declaración.
Sin duda alguna nos duele y preocupa como Iglesia que este proyecto de ley siga avanzando, porque en definitiva no da respuesta a la protección, cuidado y valor real que demandan las madres y niños vulnerables de nuestro país. Consideramos que Chile no debería proseguir con esta ley de aborto porque:
Esta ley permitirá la muerte de miles de inocentes
Hemos advertido en muchas ocasiones como Iglesia, que resulta ingenuo proponer que esta ley de despenalización del aborto en tres causales, no significa el primer paso hacia una legalización más amplia y no discriminada. Al contrario, como indica la experiencia de muchos países, es la puerta hacia un aborto libre que permitirá el genocidio silencioso de miles de inocentes, ahora desamparados por la ley.
Por ello no nos cansaremos de proponer que esta puerta legal permanezca cerrada, prefiriendo la búsqueda de soluciones reales y alternativas que resguarden la vida de la mujer sin desproteger la de su propio infante en gestación.
Esta posición no proviene solamente desde nuestra cosmovisión cristiana, sino también de una firme convicción de que la defensa del derecho a la vida, está ante que cualquier otro, porque es el principio fundamental de toda sociedad humana.
Esta ley cambia la manera en que entendemos los Derechos Humanos
Lamentablemente en la discusión en el Parlamento, se ha puesto a dos seres humanos totalmente vulnerables en conflicto a través de la contraposición engañosa de sus derechos. Cuando el derecho y dignidad a la vida, no puede estar sujeto a una decisión personal y arbitraria que puede darle término bajo ninguna circunstancia.
Al igual como afirma nuestra Constitución, nuestra postura y compromiso seguirá siendo proteger, defender y promover el derecho a la vida de quien está por nacer antes que cualquier otro. Más aún, al reconocer que el nacimiento es una etapa más en el desarrollo de un ser que existía desde antes, como también lo afirma la Biblia (Salmo 139).
Nos sorprende el ver la contradicción hoy del Gobierno y parlamentarios, ver que la dignidad de un feto dentro del vientre de la madre sea un tema subjetivo, y su derecho a la vida se ponga en manos de la “opción de cada individuo. ¿Con qué argumentos podremos pelear para que otros Derechos Humanos se mantengan en un futuro, si es que el más fundamental de todos es visto como algo subjetivo?
Esto no quita que también estamos por la vida de aquellas mujeres que sufren, que en caso de riesgo por embarazo, ya es protegida bajo la ley actual de Lex Artis médica, pero que en otras causales no es resguardada por este proyecto de ley, que no ofrece ayuda real para las madres vulnerables.
Esta ley no cuida de los más vulnerables
A través de nuestra experiencia pastoral durante años, hemos conocido de cerca la soledad y desesperación de mujeres con embarazos no deseados, y comprobado que el aborto significa un dolor que no puede apaciguar otro, sino que conlleva a un síndrome posterior, con secuelas psicológicas y físicas que las acompañan el resto de sus vidas, sino experimentan una sanidad completa en sus almas.
Sin embargo, hemos experimentado que el acompañamiento y ayuda concreta tanto espiritual, psicológica y material, son el camino para que tanto la vida de la madre y su hijo en gestación sean resguardadas. Un trabajo que junto a nosotros, realizan numerosas organizaciones civiles y religiosas, cuyas tasas de éxito ha sido comprobado. Instituciones a quienes agradecemos por velar por el cuidado y la integridad tanto de mujeres e hijos.
Estamos convencidos que el aborto no se trata de un tema personal, sino que cuando está en juego la vida de un niño en gestación, es un problema comunitario que nos convoca a todos como ciudadanos chilenos, y exige que el Estado y sociedad entera,se haga cargo de la protección de ambos seres vulnerables.
Sobre todo que nuestro Estado pueda velar por los más vulnerables de nuestra sociedad, que son los chilenos más pobres, evitando así que madres recurran al aborto y se convierta en un instrumento de selección de seres humanos por su origen.
Esta ley nos compromete como Iglesia a seguir proclamando la Vida
Agradecemos a aquellos parlamentarios que han sido consecuentes en su votación con sus convicciones y valores cristianos, pero también, con nuestros principios constitucionales, la defensa de los Derechos Humanos y la protección de la familia chilena.
Nuestro compromiso como Iglesia Anglicana seguirá siendo levantar, cuidar, consolar y proteger a todos quienes estén sufriendo y necesiten sanidad y restauración.
Entendemos que no somos una entidad puesta para emitir juicio, sino al contrario, para reconciliar mediante el mensaje de perdón que ofrece el Evangelio de Jesucristo, y proclamar el gran amor que el autor de la vida, Dios, tiene por Chile y por cada ser humano desde el vientre de su madre.
OBISPOS IGLESIA ANGLICANA DE CHILE
Rvdmo. Héctor Zavala
Obispo Diocesano
Rvdo. Abelino Apeleo
Obispo Auxiliar Araucanía
Rvdo. Alfred Cooper
Obispo Auxiliar
Rvdo. Nelson Ojeda
Obispo Auxiliar
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